lunes, 1 de junio de 2009

Natividad Celiz

Minutos antes de empezar la entrevista una enfermera a modo de ponerme atento me dice que su humor cambia de color como el camaleón, decidí tomarlo en cuenta y a las dos con treinta y cinco de la tarde, como quien esta a nada de ser subido al trono y ser nombrado rey, con la misma sonrisa de una miss universo y el mismo andar de una recién coronada, así llego ella, Natividad Celiz con poco menos de un metro sesenta, con unas manos que delatan su edad y una cantidad de arrugas igual al numero de pasos que ha dado desde aquel lejano 1910, se presenta nerviosa pero emocionada, toma asiento con ayuda de la enfermera de mirada desconfiada y me pregunta, sin rodeos - ¿Eres periodista? ¿Tan joven? – le digo que no, pero no me escucha y ya son 98 años escuchando verdades y mentiras, creo que omitir esta parte no cambiara lo que vivió en la hacienda “La Valentinera” ubicada en Ocumare del Tuy, sus primeros trece años fueron así, como quien solo vive para ser feliz, haciendo y deshaciendo, sin estudiar, sin saber multiplicar y menos dividir entre tres cifras, pero sus pupilas se dilataron en ese momento y me di cuenta que nada de eso le hacia falta.

Una hacienda gigantesca según recuerda, La Valentinera pertenecía a su abuela de la cual ya no recuerda el nombre, hacienda rebosante de cafetales y arrozales – evidentemente esa fue la mejor parte de su vida pues la garganta se le ensanchaba con cada palabra y se le agudizo relampagueante cuando hablo de sus padres, pues con esos pobres trece año la dejaron para no volver y queda absolutamente sola y ya sin hacienda, sin abrazos, sin familia: Caracas, embarcándose sin destino, siguiendo el consejo de una señora de la cual tampoco recuerda su nombre pero si su rostro – en medio de esto me dice que es capaz de volver a verme en un mes y recordar mi cara como si la acabara de mirar, eso es algo que debo comprobar- En el largo camino a Caracas los nervios la invadían, la ansiedad de no saber que hacer con trece años y noventa y cinco que aun le quedan sin saberlo se encuentra sola en el terminal y la venezolanidad cándida espontanea de todos nosotros y de la que tanto se nos hace poseedores se pone en evidencia, de la mas inesperada esquina una señora de piel morena y con ojos cafés la aborda preguntándole – ¿A donde tu vas mijita? – ¿Yo? Vengo de Ocumare del Tuy – ¿Sola? – Si sola mis papas se murieron y me vine a buscar trabajo- Así Natividad comienza a vivir la ciudad buscando trabajo en casas de familia, viviendo de sus manos, criando a hijos que no ha parido y planchando ropa que no es de su marido.

Pero esto cambió con la llegada del señor Fernando García, su príncipe con botas a media pierna y nariz achatada en el medio como si viniera de una vida boxística, esta es una nueva etapa para Natividad, ahora si los que-haceres del hogar eran para su hogar y pagados con calor de gente, pero como corta es la vida del mosquito así es la felicidad de Natividad que parece darse tumbos etimológicos y en vez de ser sinónimo de nacimiento parece sinónimo de muerte y llanto.

Tuvo un hijo y un marido que vivieron poco pero que recuerda mucho, – justo ahí el corazón se hace tan diminuto como los granos de café que había en la Valentinera – sus ojos se hicieron agua, los míos también, sin saber que hacen los periodistas en estos momentos tuve que darle mi mano esperando cualquier cosa de ella – recordando las palabras de la enfermera con respecto a su temperamento – pero ella, tiene noventa y ocho años y sabe como responder a el trato nervioso de un joven “periodista”. Sin duda alguna tiene lucidez y tiene paz, pues Natividad tiene el blanco alrededor de los que no han obrado mal y de los que esperan callados y atentos lo que saben que va a venir.

Termina la entrevista casi a la fuerza pues es hora de comer para Natividad Celiz, me despido gritándole al oído porque ahora omitir mi despedida no seria algo justo, me da un consejo antes de irse “los jóvenes de hoy tienen que ser pilas y tienen que ser agradecidos” – tratare de ser “pilas” y agradecido, también quiero vivir noventa y ocho.

Las cosas no deberían ser así

¿Por qué las personas se mueren en mi país? ¿Será que no hay suficientes recursos? ¿O médicos? No, no es eso. Debe ser el modo en que se administran las cosas que ellos necesitan.
Si estás en una sala de emergencias de un hospital, como yo, te darás cuenta. Ves tantas cosas que no tienes tiempo de entenderlas, o de saber si son justas o no.
Había un hombre con una expresión desesperada, corriendo detrás de una camilla. Su hijo, al parecer, iba a morir pronto, y no estaba en sus manos impedirlo. Los doctores ni lo miraban, sólo hacían lo que tenían que hacer: Suturas, vendas, inyectadoras, dosis...
Pero nada de eso parecía funcionar y ya debían atender a alguien más. Dejaron allí al chico moribundo y fueron a otro lugar en donde alguien requería su presencia.
Esta vez era un anciano, que agonizaba de dolor. Un tumor lo consumía lentamente, ya no había nada que hacer. Le suministraron anestesia, sólo para mitigar el sufrimiento que sentía y de nuevo volvieron a irse.

Gente de un lado a otro, siempre activos. Unos corriendo para ayudar en varios sitios con rapidez, otros llorando porque los primeros no se apresuran. No hace falta ir muy lejos para darse cuenta de lo que sucede.
Hay que hacer algo, esto tiene que cambiar. La salud es un derecho, no importa si no es paga, hay personas que no tienen recursos y esto no quiere decir que deban morir en un hospital descuidado.
¿Qué sucede? ¿Es que merecemos la muerte si no tenemos dinero? ¿O que nuestro país no puede darnos la seguridad de poder mejorar cuando enfermamos?
Las clínicas deberían ser una opción, no una única vía para seguir viviendo si se pierde la salud. Es hora de ayudar, es hora de donar, es hora de desprendernos del miedo y comenzar a formar lo que queremos.

En Caracas es posible hacer algo. Si se habilitan las habitaciones del Hospital Clínico, se acomodan las camillas y se atiende a los pacientes con orden se logra una mejora. Si se da el dinero suficiente para contratar a más doctores, más enfermeras y comprar más medicamentos en el Hospital Pérez Carreño, más vidas venezolanas pueden ser salvadas.
Es hora de dejar de engañarnos, las cosas en cuanto a la salud no están funcionando. ¿Vamos a permitir que Venezuela muera en una sala de hospital?...

viernes, 29 de mayo de 2009

Francisco de Miranda ha vuelto a la vida

¡¡Francisco de Miranda ha vuelto a la vida!! Así retrataban los títulos de la inmensa mayoría de los periódicos venezolanos aquel suceso indescriptible que tuvo lugar en Caracas el 3 de mayo de 2009.
La estatua de Francisco de Miranda del Paseo Los Próceres cobró vida y asombró y asustó a más de uno. La periodista Ana Palacios del periódico El Nacional logró acercarse a la estatua, plenamente asustada, y hacerle un conjunto de preguntas del por qué se encontraba con vida. Pregunta que nos hacíamos todos los venezolanos. He aquí un fragmento de la entrevista:
- ¡General! ¿Sabe en qué ciudad se encuentra? - Ana Palacios (AP)
- ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Dónde estoy? – Francisco de Miranda (FM)
- Usted está en Caracas, su ciudad natal. Estamos en el año 2009 y, si me disculpa el abuso de decírselo ilustre, usted es una estatua – AP

Los ojos de todos los venezolanos estaban pegados a las pantallas de televisión presenciando este momento que jamás se pensó podría suceder.
Controlando sus emociones y tratando de aparentar cierta calma, la estatua de Francisco de Miranda salió de detrás del árbol del Paseo Los Próceres donde se encontraba y se situó al lado de la periodista Ana Palacios.
- No sé que me ha traído a la vida, pero si esta es mi patria Venezuela quiero ver qué ha sido de ella todos estos años - FM.
- Entonces permítame mostrársela- AP.

Las cámaras de todas las cadenas televisivas seguían de cerca a la periodista en su intento de enseñarle Caracas al por siempre Venezolano Universal. La estatua a pesar de ser de piedra reflejaba muy bien todas sus emociones. No entendía que su existencia se debiera a un monumento erigido a favor de la Milicia venezolana y que en él se le rindiera tributo a los próceres de la historia de la nación.
Al contarle la historia de lo que era Venezuela hoy en día, su política sobre todo que era lo que a él más le interesaba, la estatua de Francisco de Miranda no pudo disimular su sorpresa. Cómo era posible que un pueblo como el venezolano que ya, por lo que había escuchado, había pasado por tantos gobiernos autoritarios se dejara manipular de la forma como estaba siendo manipulado.
- Yo siempre creí en una Venezuela libre de opresores, independiente en todo el sentido de la palabra. No puedo creer que más de un siglo después mis ideas son escuchadas más no puestas en práctica!! Si me conocieran de verdad como dicen sus libros, sabrían que yo siempre he sido de carácter simplista con todos los pueblos latinoamericanos y jamás estaría de acuerdo con políticas como la que existe hoy en día en el país. Eso de las misiones de las que me hablan o las dadivas con las que lo único que se gana es mantener a la sociedad en una pobreza de la cual no se va a lograr salir nunca, es propio de un gobierno autoritario. Asimismo, el constante rechazo hacia las políticas extranjeras, hacia los lujos y los placeres de la vida, son algo inimaginable para un político como yo en el que la idea de austeridad no significa en ningún contexto un avance para alguna revolución –FM.
- ¿Entonces usted está queriendo decir que en Venezuela hoy en día se practica una política ineficiente por parte de nuestros mandatarios? – AP.
- Yo lo que quiero decir es que un político debe caracterizarse por su profesionalismo y por ser siempre responsable ante las tareas encomendadas por su pueblo y según he podido observar, estas características no destacan en este Gobierno donde las excusas ante los incumplimientos están a la orden del día y la eficacia en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos deja bastante que desear. Asimismo siempre he sido un adversario de los personalismos y su figura presidencial es exactamente esto.
- ¿Algún consejo que desee darle a los venezolanos? – AP.
- Marchemos unánimes al mismo punto, pues con la desunión solamente correría riesgo, a mi parecer, nuestra salvación e independencia –FM.Y como si fuera por arte de magia, la estatua volvió a convertirse en piedra y en la mitad del centro de Caracas fue montada en una camioneta para ser llevada de vuelta a su lugar: los muros horizontales del Paseo Los Próceres.

La primera vez

Mis tacones se aproximaron con impaciencia. El pantalón ultrapegado hacía gala de su elegantísima incomodidad. Ganas mías de complicarlo todo, como siempre. Tres pasos a la derecha, tres pasos a la izquierda, taconeo repetitivo, tongoneo monolateral de la cadera y la duda carcomiéndome el cerebro porque, aún y cuando siempre me vanaglorio de mi propio coraje, esa era mi primera vez. Seguro de todo y rebosante de experiencias pasadas aparece él, me dice “princesa” para romper el hielo, sospecho que en mis ojos ve el miedo de una niña que nunca antes había hecho eso. Me ofrece su mano para comenzar.

“Espérate un minuto”, le digo ante la duda de quedarme allí o salir corriendo. “Tranquila, bella, no va a pasar nada”, me dice él con el oscuro doble interés de obtener lo que fue a buscar. Asustada me acerco y sigo sus primeras instrucciones segurísima, además, de que lo estaba haciendo terriblemente mal. Lo miro de nuevo, esperado respuestas que sólo él podía darme. “¿Así? ¿Ya?”, pregunto asustada al ver que no nos estamos cuidando. Él se da cuenta de que así no vamos a llegar a ningún lado y sin titubear me ofrece protección.
Yo ya estaba ahí, ya lo había llamado, era una falta de consideración dejarlo así, aunque en el fondo sé que // lo hubiese buscado otra u otras (si yo decía que no, el hubiese buscado a otras). Los tipos como él pueden con todo, lo supe desde el primer segundo que lo vi en mi vida. Recuerdo que merodeaba por mi calle buscando compañía, cualquiera que fuera, diciéndole a todo el mundo con ese tono sabrosón que se atreviera, que era rapidito. Más de una le hacía caso, yo no, hasta ese día.
Es que una, por más elegante que parezca, también tiene necesidades. Necesidades urgentes. Y viene él y se ofrece así, con esa convicción de que puede hacerlo mejor que nadie, justo cuando estás sola, cuando nadie te ayuda, cuando estás decidida a un “ahora o nunca”. Y caes.
Acerqué mi pierna derecha mientras él me ayudó en el primer impulso. Abrí la otra pierna y la puse alrededor de su cintura. Ya había logrado tenerme indefensa, abrazándolo, como si mi vida dependiese de él y de su bien cultivada habilidad de hacer llegar a quien le pide llegar. ¡Arrogante!. Me arrepentí de aferrarme a su cuerpo como una niña pequeña, bien hubiese podido hacer eso sin tanta dependencia corporal, al fin y al cabo no era un abrazo lo que necesitábamos ninguno de los dos. Pero yo tenía miedo.

No pudo arrancar de inmediato, tuvo que intentarlo un par de veces porque yo lo frenaba clavándole las uñas. Finalmente, me dejé llevar. Comenzó lento, porque el camino que conduce hacia mí siempre ha ofrecido numerosas dificultades. Después aumentó la velocidad y yo, resignada a no volver atrás, comencé a disfrutarlo. Descubrí, entre otra cosas, que es como una montaña rusa, a veces sube, a veces baja, a veces brinca y a veces te hace apretar los dientes y los ojos porque sientes que es lo último que vas a hacer en la vida.

La sensación térmica se trastoca. Dejas de entender la temperatura, no hace ni frío ni calor, pero te suda la espalda. Pasaron 15 minutos, tal vez un poco más, en ese movimiento constante y ese sonido entrecortado que te ocupa la totalidad del oído. Estábamos cerca, ambos sabíamos que estábamos cerca y eso generaba una ansiedad tan grande que él aceleraba sin piedad. “No tan rápido, por favor” le dije, cuando pensé que el corazón me estallaría.
Sentía el olor de su nuca, un olor barato, arrabalero, muy poco parecido a mí. Pero no me importaba. Vi el peligro de cerca, muy de cerca y me gustó. Para él, no faltaba mucho. A mí, sin embargo, me hubiese gustado seguir sin otro límite que no fuera el que yo impusiera. Llegamos. Seguramente él, como siempre, estaba apurado.
Me bajé y mirándole a los ojos le di las gracias, no sé por qué. Fue maravilloso, para mí lo fue.

Digno de repeticiones compulsivas, tuve miedo de volverme adicta. Mientras trataba de sentir el entrepierna dormido escuché su voz desagradable e inexpresiva: “Págame, pues” me dijo. Me sentí menospreciada porque creía que a ambos nos había parecido estupendo. Tan estupendo como para no cobrar una vez en su vida. A las damas no se les cobra, ¡carajo!. Muchos menos a una como yo. Humillada pagué y no lo volví a ver.
Hoy sigo aquí, propensa a que otra urgencia me lleve a la recaída.
¡Maldito mototaxi!

jueves, 28 de mayo de 2009

Las primeras 7 medidas si yo fuera Presidente

1- Iría a todos lados con una roca gigante amarrada al torso.
¿Por qué el país lo necesita?
Porque después de algo como esto, la gente que se queja de su trabajo simplemente pierde la moral de quejarse de lo que sea. Por lo menos no tienen que ir a trabajar… ¡con una roca gigante amarrada al torso!
El problema está en que…
A estas alturas, no creo que El Negrito del Batey se regenere.

2- Crearía el lema “La Verdadera Riqueza del País Está en su Gente.”
¿Por qué el país lo necesita?
Admitámoslo; esa idea de que “Venezuela es un país con demasiada riqueza” nos ha hecho más mal que bien. Esta medida pretende asentar el concepto en la gente de que el capital que importa es el humano y su trabajo.
El problema está en que…
Nunca falta el tipo que va a echar un vistazo alrededor, va ver a las mujeres… y concluirá que el país está rico igual.

3- Borraría todos los gobiernos pasados de los registros oficiales.
¿Por qué el país lo necesita?
Todos los gobiernos a nivel nacional (incluido el mío) perderían la excusa de que nada sale bien porque el gobierno pasado metió la pata espectacularmente mal.
El problema está en que…
Siempre le puedes echar la culpa a la manipulación mediática, aunque no exista tal cosa más allá de tu mundo imaginario.

4- Me quitaría el apellido y me colocaría el título de “El Terrible.”
¿Por qué el país lo necesita?
Con la publicidad correcta, puedo dar la imagen de que soy el nuevo Azote de Dios; nadie se atrevería delinquir ante las supuestas consecuencias y sólo un estúpido nos haría la guerra. Si tengo suerte, un irlandés escribirá un bestseller sobre mí y el turismo del país se disparará (en serio, esto ya pasó con Drácula).
El problema está en que…
Todo se puede caer cuando se corra la voz de que quien manda en la casa es mi mujer —como en todos los hogares venezolanos. Sabes que sí.

5- Crearía “El Ministerio Para el Poder Popular de los Ministerios.”
¿Por qué el país lo necesita?
No sé. Con todos los ministerios que existen ahora, este parece que es el único que falta.
El problema está en que…
Si no solucionamos la compleja burocracia actual, nadie va a poder hablar con el ministro y nos vamos a quedar sin saber para qué sirve.

6- Regalo el avión presidencial.
¿Por qué el país lo necesita?
Así pierdo la tentación de irme de viaje por ahí. Esto, sumado a la roca, me eliminará las ganas de rondar demasiado lejos.
El problema está en que…
Mal plan de supervivencia si nos invaden los extraterrestres de Día de la Independencia y me toca ser el héroe.

7- Me decretaría una prohibición para hacer cadenas de radio y televisión.
¿Por qué el país lo necesita?
Hasta la pregunta es estúpida.
El problema está en que…
No hay problema; esta idea es perfecta. Ejecútese.

Si yo fuera Presidente

Los Presidentes de Venezuela son puro cacao. Si cortamos las vainas de la planta sin dañar las semillas y fermentamos los granos con la pulpa, obtenemos una delicia venezolana que no incluye las metidas de pata que innegablemente han dejado huella. Al hacer este paseo por la historia para rescatar las semillas idóneas, si yo fuera Presidente, resultaría algo como esto:
De Eleazar López Contreras tomaría la administración de las divisas como prioridad. Así lo hizo él con la creación del Banco Central de Venezuela y así lo haría yo con el fomento de la inversión –tanto privada como pública- y la siembra del petróleo como bien lo dijera el ilustre Arturo Uslar Pietri -lamentablemente no escogido Presidente pero gobernante de la sensatez y los corazones de muchos-.
Dicen por ahí que en la variedad está el gusto. Isaías Medina Angarita pareció haberlo entendido y su ejemplo es digno de seguir. Si yo fuera Presidente, el respeto, la democracia y la pluralidad partidista existirían plenamente; los derechos laborales, desde los de un agricultor hasta los de un periodista y un político, serían respetados.
De los dos Rómulos, Betancourt y Gallegos, su firme ideología democrática es admirable. Sin embargo, en mi gobierno la ideología no se contradiría con las acciones como ocurrió con su participación en el golpe de estado del 45 y con la suspensión de las libertades civiles del 62.
No disfruto el chocolate amargo de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, pero sí la semilla que se sembró tras la visión de un hombre que hizo que las puertas del modernismo se abrieran a Venezuela. La “Constructivitis” de su periodo le dio casa, carreteras, puentes, hospitales, estadios, belleza urbana y la UCV a cientos de ciudadanos, e, incluso, ubicó al IVIC como el Instituto Científico más importante de América Latina. Si yo fuera Presidente, este afán de progreso en infraestructura constituiría el punto de partida para una política social y económica que acarree mejoras para toda la población.
Como Edgar Sanabria defendería la autonomía universitaria y como Raúl Leoni fomentaría la generación de empleos con el impulso de las industrias básicas y, por ende, la edificación de zonas urbanas, pero esta vez, 40 años después, fuera de la capital. De esta forma, si nacionalizamos los recursos propios -como lo hizo Carlos Andrés Pérez pero excluyendo su política intervencionista- promoveríamos la industria venezolana y, al disminuir las importaciones, haríamos decrecer el costo de la vida.
Entre tanta propaganda política, prometería proyectos económicos y sociales efectivos y con visión de futuro, no, como en su mayoría han sido, de carácter rentista y a corto plazo. De suma importancia para mi gestión sería la creación de organismos que fomenten la cultura sin sesgos políticos ni ideológicos. El conocimiento y la creación de cultura como progreso para la sociedad sería, sin duda, un pilar fundamental.
Si yo fuera Presidente quisiera poder escribir algo como Doña Bárbara, quisiera no morir como Carlos Delgado Chalbaud, quisiera no requerir de RECADI ni CADIVI, quisiera no tener que huir ni en una vaca ni en un buey sagrado y, sinceramente, quisiera que los venezolanos no tuvieran que huir por mí. Por último, disfrutaría de los torontos tanto como suponíamos lo hacía Luis Herrera… y es que como el cacao criollo no hay otro

miércoles, 27 de mayo de 2009

Desvarìos

“Calvario es un calvario es un calvario es un calvario”
(Tautología inventada por mí en momentos de desvarío)

Estoy remontándome a las reminiscencias del colegio. Desde el primer hasta el tercer grado en el que mis maestras me mandaban a escribir los números del uno al tal. Ahora los escribiré del uno al noventa y tres, pero los entrecruzaré con palabras para hacer del infinito cosmos de la escritura un lugar donde palabras y números sean una misma cosa.

En la escritura hay imposiciones de verticalidad, horizontalidad, ni juegos perpendiculares o laberínticos, así que como lectora y en este caso, aprendiz del oficio de las palabras, decidí colocar las ideas en forma horizontal como se sueña la progresión del tiempo. Sin la libertad no existiría la escritura. Creo en la locura, esta es un calvario y viceversa, se podría decir que es un hecho tautológico: calvario es un calvario es un calvario. De igual forma llega la locura hasta en el infinito en el que sus laberintos no tienen salidas, llega hasta el infinito o hasta el noventa y tres que es la condición finita de los escalones, y ¿es un calvario pensar ideas para mejorar la calidad de vida en Caracas? Asciendo por las escaleras del Calvario. Recuerdo las matemáticas de mi niñez. Escribir es una de las tantas formas de contar. Cuento noventa y tres escalones. Quiero vivir unos noventa y tres años.

Lista horizontal de las alucinaciones e iluminaciones filantrópicas para salvar a Caracas

1 Si quieres adrenalina sin riesgos, visita las obras de Jesús Soto. Atrévete a navegar en sus penetrables. 2 Si anhelas defenderte de un mundo violento, ármate de palabras. 3 Educar es una de las más hermosas formas de humanizar. 4 Si sueñas con salvar más árboles, no dejes morir más hojas de papel. 5 Las mujeres edificaron tu mundo, trátalas con amor. 6 Salva otra vida y sálvate a ti misma, dile no al aborto. 7 Sé una madre, una amiga, háblales a tus hijos sobre el sexo. 8 Usa tu imaginación, traza tu realidad. 9 Deja de vivir en una era medieval, orienta a tus hijos sobre las drogas. 10 En estos tiempos de crisis económica mundial, recicla. 11 Juega con los colores del semáforo, no dejes que ellos jueguen contigo. 12 Muéstrales a los niños cómo leer un libro, ellos te mostrarán cómo leer la vida. 13 Siente el vértigo de la vida, no consumas drogas. 14 Alucina con poemas, no con sustancias tóxicas. 15 Enséñales a tus hijos a escribir su historia, no dejes que otro lo haga. 16 En algunos años tú tendrás su edad, ayúdales a cruzar la calle. 17 Conocer el tabú irradia tu poder. 18 Si no te quieres evaporar, cuida el agua. 19 Enseñar a amar a las palabras es enseñar cómo empezar a interrogarse sobre el mundo. 20 Analiza prioridades, no dejes que éstas te ahoguen. 21 Lee la Constitución y las leyes, prueba tus derechos, cumple tus deberes. 22 Conoce los imaginarios de tu historia, no le temas a la lucidez. 23 Vive al ritmo del constante proceso de transculturización, armonízate. 24 Cree en los hombres sin sentir alguna distinción, piensa que así quieres que ellos crean en ti. 25 Regálale un aire a tu vida, come sano. 26 Mejora tu esperanza de vida, camina y trota a diario. 27 Dedícate a contemplar, cédele el puesto a los ancianos que quieren pasear. 28 Si no quieres volverte humo, deja de fumar. 29 Vive tu realidad y deja a los niños soñar. 30 No esperes a que la muerte te visite, visita primero a tu médico. 31 Visita de vez en cuando la peluquería, sube tu autoestima. 31 Leer es tener palabras para defenderte de un modo sabio. 32 Donar la ropa y zapatos que ya no usaremos más nos abriga el alma. 33 Si no quieres hacer tu último viaje en un carro fúnebre evita conducir luego de tomar. 34 Al Recoger la basura tirada en la calle te ejercitas… ¡Para qué ir al gimnasio¡ 35 Usar las hojas de papel ya gastadas para hacer tarjetas de regalo alimenta tu creatividad, alegra al cumpleañero y ayuda a los árboles. 36 Cerrar los grifos del lavamanos, la ducha y la batea no te producirá una hernia. 37 ¿Compradera de pañales? ¿Llantos nocturnos? ¿Trasnochos? Joven, adolescente, usa condón si aún no es tu momento. 38 ¿Un dinerito extra? Vender latas, envases de vidrio o plástico te permite contribuir con el ambiente y ganarte unos centavos de más. 39 Embriágate de amor y deja de tomar 40 Caminar a diario mejora tu salud y puedes levantarte un novio o una novia ¡Evita la obesidad! 41 Vive al trote de tu ciudad... El Ávila quiere sentir tus huellas. 42 Aunque nunca llegues a la NBA, apunta y encesta tu basura. 43 La gente dice “respeta pa que te respeten” quizás no sea del todo cierto pero hazlo, te sentirás mejor. 44 No rayes las paredes, al menos que realices una obra que supere El grito de Edvard Munch 45 ¿Conoces a alguien que no sepa leer? Muéstrale el mundo con palabras, desvíalo de ese túnel en el que sólo se sueñan las letras. 46 No temas sentir el dolor de la lucidez, piensa, reflexiona. 47 No al aborto, sí a la vida, si no quieres cuidar a tu hijo dalo en adopción. 46 Maestros, profesores, docentes: generar el debate y la reflexión sobre la vida y el mundo es uno de los mejores modelos de enseñanza. 48 Estudiar es una forma inteligente de evolucionar. 49 Conocer la historia e indagarla es una forma de trazarnos imaginarios y de conocernos un poco más a nosotros mismos. 50 La realidad influye siempre en tu vida, no la evadas, piénsala. 51 Da la talla, usa el cinturón de seguridad. 52 Tenemos el récord guiness por ser el país más feliz del mundo, sigámoslo siendo. 53 Invítale un café al que menos le hables en la oficina, tal vez descubras que es una persona simpatiquísima. 54 No es necesario venir del Banco Federal para decir buenos días cuando lleguemos a determinado lugar. 55. Decir groserías causa caries en tu lenguaje. 56 Los cestos de basura no son piezas decorativas. Úsalos. 57 Invierte capital monetario en capital humano, ayuda al país a progresar de un modo inteligente. 58 Date un permiso para respirar, visita el Ávila. 59 No le niegues la educación a tus hijos, es un regalo que le haces a su mente y a su corazón, te lo agradecerán, te lo agradecerás. 60 Cumple con un sacramento, da de comer a un hambriento. 61 Date de vez en cuando un paseo por un ancianato, es un acto filantrópico que te puede hacer pasar un buen rato. 62 Tu pareja es inocente cuando cometes actos de infidelidad, usa condón para no contagiarle alguna enfermedad. 63 Llévale flores a tu mamá, tú fuiste el fruto de su bondad. 64. Una ciudad limpia humaniza el sentimiento. 65 Enséñales a tus hijos a desconfiar, no les hagas la tarea tan fácil a los demás 65 Ver películas de Cantinflas y Charlie Chaplin te harán feliz. 66 Ir a ejercer el derecho al voto te permite broncearte y conocer gente nueva, nunca está de más socializar un poco. 67 Dibuja un mapa mental de tus tareas a realizar, hay mucho tiempo que puedes ahorrar. 68 Busca siempre ser el mejor, puede que pierdas pero te seguirás sintiendo un triunfador. 69 Una buena gerencia demuestra inteligencia. 70 La sabiduría del hombre está en utilizar la justicia. 71 La humanidad requiere de honestidad. 72 Asume tu papel de mujer en la sociedad, no te dejes maltratar. 73 Una ciudad es grande si sus gobernantes la hacen crecer. 74 Trata a las personas con amabilidad, eso fortalece tu dignidad. 75 Estás embarazada? Evita fumar y tomar, hay una vida bajo tu responsabilidad. 76 .¿Te quejas de que no te alcanza el dinero? Elabora un presupuesto. 77 Enséñales a tus hijos a que aprendan a respetar, es el primer paso para que puedan modelar por la pasarela de la vida. 78. Dale de comer a un perro o gato, ellos no merecen más maltratos. 79 Respeta la vida de los demás. 80 Pide disculpas cuando tropieces a alguien en la calle, eres un ciudadano, no un judoka. 81 Por preguntarle a alguien cómo se siente, no te dirán chismoso. 82 Estrechar las manos de alguien es un signo de amistad. Abrazar a alguien de fraternidad. 83 Duerme tus ocho horas. Andar de sonámbulo te dará ojeras. 84 Suspira, vive, sonríe. Los músculos de tu rostro necesitan hacer sus ejercicios. 85 Si un libro te hace feliz, comparte tus lecturas. 86 Comparte con tu vecino cascarrabias el postre que te enseñó a preparar la abuela, quizá, además de un dulce, le regales una tarde hermosa. 87 Ir al odontólogo cada cierto tiempo no es un simple slogan publicitario. 88 La música alta a altas horas de la noche, hará que otras personas estén hartas. 89 Tus ideas sanas son el corazón de la vida. 90 Mírate al espejo todos los días antes de salir y dite estas palabras: hoy no iré a dormir sin haber hecho que otra persona aprendiera algo nuevo hoy. 91. Lleva a tus hijos a visitar los parques, permíteles que a veces sientan que la vida es un recreo. 92 Asiste a obras de teatros, escápate de la realidad un rato. 93.¿Fastidiado de subir El Ávila? ¿Ejercicios alternativos? Subir las escaleras del Calvario tonificará tus piernas.